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Wednesday, December 27, 2006

EL SERVICIO
CUALIDADES DEL RECLUTAMIENTO (I)

Spes sibi quisque (Virgilio)
A cada uno su propia esperanza


El hombre valiente es el primer hijo de la creación, que ha tomado alegremente posesión de su herencia, mientras el cobarde, que es el más joven, espera pacientemente que muera.Cabalga tan separado de la gravedad terrestre como una estrella y, recurriendo de forma incensante a todos los impulsos de su alma, es constantemente conducido hacia arriba y llega a ser una estrella fija.Su valentía atañe no tanto a la acción resuelta como al saludable y asegurado descanso;su estado victorioso es una estancia doméstica y una alianza poderosa en todas las direcciones.Así su vida apunta al cielo, como un árbol contra el horizonte del ocaso, y al amanecer se encuentra en el este de alguna colina, para brillar con los primeros rayos de la aurora.El hombre valiente no desafía nada, ni conoce su valentía.El es aquel sexto campeón contra Tebas, a quien cuando las orgullosas distinciones de los restantes habían sido descritas el poeta describe como"usando un escudo de sólido bronce:
"Pero no tenía distintivo sobre su círculo,
puesto que ser justo y no parecerlo es su deseo"

No ofrece un extremo brillante para evitar el daño, porque atrae más frecuentemente el rayo, sino que es el éter ubicuo al que el rayo no destruye sino que purifica.Así el carácter profano de su compañero es como un destello que atraviesa el rostro de su cielo, que se ilumina y revela sus serenas profundidades.La tierra no puede alterar los cielos, sino que su vulgar vapor y loco humo hacen una brillante nube en el éter, y muy pronto el sol, como un sabio artesano, la cortará y pintará, convirtiéndola en una joya en el pecho del cielo.

Su grandeza no es conmensurable.No es como aquella que se pone de manifiesto cuando erigimos una estupenda obra de arte, y enviamos a buscar materiales lejos y cerca, pretendiendo poner los fundamentos más profundos y asegurar la estructura más alta que nunca, porque así resulta solo una monumentalidad sin grandeza a la que le faltan las simples y verdaderas proporciones, que son independientes del tamaño.No fue hecho por aquella generación obtusa, que pretendió alcanzar los cielos apilando ladrillo sobre ladrillo, sino por una sabia, que construyó hacia dentro y no hacia fuera, y encontró un camino más corto mediante la observancia de un arte más elevado.Cualquier artesano puede medir las pirámides con su metro, pero si le das las dimensiones del Partenon en pies y pulgadas, las medidas no lo abarcarán como una cuerda, sino que colgarán de sus estructura como elástico tejido.

Su ojo es el foco en el cual todos los rayos de cualquier procedencia se juntan; porque siendo autocontenido y centrado, la circunferencia entera le es revelada.De la misma manera que percibimos la íntegra concavidad del cielo de un vistazo, pero sólo podemos percibir una cara del guijarro a nuestros pies.Así su discreción prevalece sobre su valor."La discreción es el alma del hombre sabio", dice el poeta.

Su prudencia puede ir con seguridad mucho más lejos que la extrema agitación del cobarde;pues mientras solo observa estrictamente el virtuoso término medio, parece que recorre todos los extremos con impunidad.Como el sol, que para el carente de mundo , ahora aparece en el cénit, ahora en el horizonte y de nuevo desmayadamente reflejado por el disco lunar, y al que se asigna la descripción de un completo gran círculo, cruzando los tintes del solsticio y del equinocio, sin detrimento alguno de su firmeza o centralidad.El virtuoso término medio, en la ética como en la física,es el centro del sistema, y aquel alrededor del cual todo gira; y aunque respecto de un planeta distante y lento sea el extremo más alejado, un día, cuando el año planetario se complete, se convertirá en central.Aquellos alarmados porque la virtud pueda descentrarse y ser demasiado buena no la han asumido plenamente, sino que solamente han descrito un arco de pocos segundos alredededor suyo, y con arreglo a esa mínima y defectuosa curvatura, no pueden calcular ningún centro, sino que su medio no es mejor que la ruindad ni su centro mejor que la mediocridad.

El cobarde quiere una resolución que el valiente puede conseguir sin necesidad de ella.No tiene ninguna fe sino un credo, y piensa que este bastón le presta un servicio porque su ancla principal no está echada."El tejado de la casa lucha con la lluvia, pero el que está a cubierto no lo sabe".En su religión, la ligazón, que debería ser músculo y tendón, es como el hilo que los acompañantes de Cylon mantenían en su mano cuando salieron del templo de Minerva, mientras el otro extremo estaba atado a la estatuta de la diosa.Frecuentemente, sin embargo, el hilo se rompe al ser tensado y deja a los afectado a la intemperie.

La divinidad en el hombre es el verdadero fuego vestal del templo y que no puede abandonarlo, sino arder con la misma parsimonia y pura alma tanto en el más oscuro altar provinciano como en el templo de Numa en Roma.Enel más egoísta se encuentran todos los materiales de la humanidad, simplemente no están adecuadamente distribuidos.Decimos justamente que el débil es plano, porque como todas las cosas planas, no permance en la dirección de su fuerza, es decir, en su extremo, sino que busca una superficie en la que apoyarse.Se allana a lo largo del camino de la vida.La mayoría de las cosas son fuertes en una dirección; un bastón longitudinalmente, un listón en la dirección de su extremo, una rodilla transversamlmente a su apoyo;pero el hombre valiente es un esfera perfecta, que no puede caer sobre un lado plano, y que es igualmente fuerte en todas direcciones.El cobarde es , a lo sumo, defectuosamente esferoidal, demasiado educado o desarrollado en una parte e insuficientemente en otra, o puede ser comparado a una esfera hueca, cuya disposición de materia es óptima cuando se busca el mayor volumen.

No deberíamos intentar la esfericidad resultante de descansar sobre un lado u otro por una eternidad, sino que solo aceptando aquella ley de la gravedad que nos define encontraremos que nuestro eje coincide con el celeste, y girando de forma incesante, adquiriremos una perfecta esfericidad.La humanidad, como la tierra, gira de izquierda a derecha, y por eso es achatada en los polos.¿Pero no proporciona la filosofía indicio de un inicio de rotación también en los polos, que en un milenio habrá adquirido velocidad creciente y ayudará a restaurar el equilibrio?.

Y cuando, distante, cada estrella en la nebulosa y en la via láctea haya brillado con placentera radiación por un período, ejerciendo su plena influencia como la estrella polar, las exigencias de la ciencia se verán satisfechas hasta cierto puento.

Lo grande y majestuoso tiene siempre algo de la curvatura esférica.Este es el secreto de la majestuosa trompa retráctil del elefante y de toda belleza en la acción y en el arte.Siempre la línea de la belleza es una curva.Cuando explendorosa una esfera gigantesca rueda por las calles, con el esfuerzo de cien hombres, me parece descubrir que cada esfuerzo imita su trazo y se acompasa a él, para que sea posible desplegar su diámetro.

Pero se mueve hacia delante y conquista a la multitud con su majestad.Qué vergüenza entonces que nuestra vidas, que podrían ser en la misma forma la fuente de un movimiento planetario y sancionar el orden de las esferas celestes, deban estar llenas de cortes y ángulos, pero no desplegarse ni moverse con majestad.

Los romanos "dieron a la Fortuna el nombre de Fortaleza", porque la fortaleza es aquella alquimia que transforma todas las cosas en buena fortuna.El hombre con fortaleza, a quien los latinos llamaron "fortis", no es otro que la persona afortunada a quien la fuerza (fors) favorece, o el "vir summae fortis".Si queremos, cada palabra puede "llevar al César y a la fortuna del César".Porque un escudo impenetrable está dentro de tí.No fue un artista sino un artesano quien primero hizo los escudos de cobre.Como armadura a prueba, mea virtute me involvo, me envuelvo en mi propia virtud:

"Derríbame y me sentaré
sobre mis despojos, sonriendo todavía"

Si permites que un solo rayo de luz atraviese una abertura, se propagará sin límite hasta iluminar el mundo, pero la sombra que nunca fue en principio tan profunda, igual de rápidamente se reduce y desvanece.La sombra de la Luna, cuando esta pasa muy cercana al sol, se pierde en el espacio antes de que pueda alcanzar a la tierra y eclipsarla.Siempre el sistema brilla con luz ininterrumpida, porque como el sol es mayor que cualquier planeta, niguna sombra puede llegar lejos.Debemos mostrarnos siempre en la luz del sistema y evitar siempre la sombra.La sombra del hombre nunca es tan larga como su cuerpo, si los rayos forman un angulo recto con la superficie que los proyecta.Permitamos que nuestras vidas pasen bajo el ecuador, con el sol en el meridiano.

No hay enfermedad que no pueda disiparse, como la oscuridad, si proyectas una luz más fuerte sobre ella.Derrota el mal con el bien.

No practiques la estrecha economía de aquellos cuya valentía no despliega más luz que un candil lejano, delante del cual la mayoría de los objetos proyectan una sombra más grande que ellos mismos.

La naturaleza rehúsa simpatizar con nuestro padecimiento, no ha sido dieñada para ello, sino por un millar de dispositivos contra el mismo.Ha desarrollado las pestañas para que la lágrimas no inunden las mejillas.

Fue un idea de Plutarco. para explicar la preferencia dada a los signos observados en la mano izquierda, que los hombres podían haber pensado "que las cosas terrestres y mortales se encontraban directamente dispuestas en sentido inverso a las cosas celestiales y divinas, y conjeturar que las cosas que para nosotros están a nuestra izquierda, los dioses las envían desde su derecha".
Si no somos ciegos, veremos como la mano derecha lo abarca todo, tanto lo afortunado como lo desafortunado, y que el principio ordenador es solamente diestro, y distribuye con su palma todos nuestros destinos.

¿Quién sugirió por primera vez que la necesidad era despreciable e hizo fatal al destino?.

El más fuerte es siempre el menos violento.La necesidad es el cojin orental en el que descanso.Mi ojo se deleita en su anticipo como en la neblina veraniega.No pido otra cosa que ser abandonado a solas con ella.Es la flor del tiempo y el giro de la eternidad.Ser necesario es estar lleno de necesidad, y la necesidad es solo otro nombre para la inevitabilidad del bien.Cómo doy la bienvenida a mi despreciado compañero y camino codo con codo con él.Permítaseme ser tan Necesidad como él.Le amo, es muy flexible y se adapta a mí como el aire a mi cuerpo.Salto y bailo en su niebla y juego con su barba hasta que sonríe.Te doy las gracias mi hermano mayor, quien con tu toque ennobleces todas las cosas.Entonces es festivo cuando nada se interpone entre tú y yo.Debe ser así, entonces es bueno.Las estrellas son para mí tus intérpretes.

Sobre Grecia preside la divina necesidad, siempre un cielo más maduro, cuya luz ilumina la Acrópolis y un millar de cristales y espejos.

Henry David Thoreau
escribió "The Service" en 1840 y lo remitió a "The Dial" para su publicación.Fue rechazado por Margaret Fuller y no fue publicado en vida de Thoreau.Esta traducción sigue la versión inglesa publicada por The Library of America (Thoreau Collected Essays and Poems)
(Traducción de Guillermo Ruiz)

Este trabajo de traducción está sujeto en cuanto a su utilización a la licencia "creative commons".Está permitido su uso para fines no comerciales, con la condición de atribución a su autor.Los términos de la licencia pueden consultarse en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/1.0/

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